Las lágrimas de Cristiano
Hamburgo (Alemania), 6 jul (EFE).- Cristiano Ronaldo ha llorado pocas veces sobre un terreno de juego. No suele permitir que el resto del mundo vea unas emociones que muchos podrían interpretar como una debilidad en uno de los jugadores más combativos y orgullosos de la historia del fútbol. Pero en tres de las seis Eurocopas que ha disputado a lo largo de su carrera, incluida la actual, dejó escapar unas lágrimas que mostraron la faceta más humana del atacante portugués.
Hamburgo (Alemania), 6 jul (EFE).- Cristiano Ronaldo ha llorado pocas veces sobre un terreno de juego. No suele permitir que el resto del mundo vea unas emociones que muchos podrían interpretar como una debilidad en uno de los jugadores más combativos y orgullosos de la historia del fútbol. Pero en tres de las seis Eurocopas que ha disputado a lo largo de su carrera, incluida la actual, dejó escapar unas lágrimas que mostraron la faceta más humana del atacante portugués.
Los ojos de Cristiano se enrojecieron en tres etapas diferentes: en sus inicios, cuando apenas tenía 19 años; más veterano, con 31, aún en la cima de su carrera y con la experiencia acumulada de más de una década de aventuras con su selección, además de lo sucedido este torneo tras el penalti fallado ante Eslovenia.
Y, en ambos casos anteriores, las razones por las que lloró fueron diferentes. En la Eurocopa de Portugal 2004, por tristeza, y en la Eurocopa de Francia 2016, por alegría.
En el primero, Cristiano Ronaldo se llevó una decepción tremenda. Portugal, en la final que disputó ante Grecia frente a su afición, sufrió su propio 'Maracanazo'. El combinado heleno, por el que nadie apostó antes del inicio de la Eurocopa, ganó la final 0-1 con un tanto de Angelos Charisteas que dejó helado a buena parte de los 62.865 espectadores presentes en el Estadio da Luz de Lisboa que esperaban el primer gran título de la historia de Portugal.
Cristiano, en aquel fatídico 4 de julio de 2004, acababa de cumplir su primera temporada con la camiseta del Manchester United. Su explosión en la Premier League le abrió un hueco en la Eurocopa junto a nombres como Carvalho, Couto, Rui Costa, Deco, Figo, Simao o Nuno Gomes.
Hasta el último encuentro de la fase de grupos no se hizo con un hueco entre los titulares. Después ya no salió del once. Incluso jugó la final todos los minutos.
Y una vez consumada la derrota, lloró desconsolado, de pie y tirado sobre el césped. Esa imagen fue de las más impactantes de aquella Eurocopa y simbolizó el disgusto que se llevó su país por la derrota.
Pero, doce años después, Cristiano se tomó la revancha.
En la Eurocopa de Francia 2016, Portugal volvió a una final. En esta ocasión, el 'Maracanazo' lo dio el conjunto luso, que ganó el título a Francia en París.
Cristiano, líder de aquella selección, marcó tres goles antes del partido decisivo. Sin embargo, no pudo jugar toda la final. Una entrada a los ocho minutos de Payet a la altura de su rodilla izquierda acabó con él. Aguantó sobre el campo hasta casi la media hora y ya en su primera salida para ser atendido, rompió a llorar.
Al final, no fue el protagonista, pero Portugal ganó en la prórroga con un tanto de Éder. Y en cuanto el árbitro Mark Clattenburg señaló el final del partido, Cristiano, como doce años antes, volvió a llorar como campeón. Esta vez, no hubo lágrimas amargas. El fútbol le dio una oportunidad de revancha y sus lágrimas fueron de felicidad.
Juan José Lahuerta