Sir Bobby Charlton y el inicio de la maldición inglesa en la Eurocopa
Berlín, 5 jul (EFE).- Sir Robert ‘Bobby’ Charlton es considerado una de las mayores glorias del fútbol inglés. Su desempeño en el Manchester United, club del que llegó a ser Presidente de Honor, en compañía de la conocida como ‘Holy Trinity’, Bobby Charlton-Denis Law-George Best (única delantera de la historia integrada por balones de oro), y el Mundial levantado en Wembley en 1966 para Inglaterra encumbraron a este mito del fútbol británico, fallecido el pasado 23 de octubre a los 86 años.
Berlín, 5 jul (EFE).- Sir Robert ‘Bobby’ Charlton es considerado una de las mayores glorias del fútbol inglés. Su desempeño en el Manchester United, club del que llegó a ser Presidente de Honor, en compañía de la conocida como ‘Holy Trinity’, Bobby Charlton-Denis Law-George Best (única delantera de la historia integrada por balones de oro), y el Mundial levantado en Wembley en 1966 para Inglaterra encumbraron a este mito del fútbol británico, fallecido el pasado 23 de octubre a los 86 años.
Sin embargo, el único título que le faltó para redondear su inmenso palmarés es el mismo por el que lleva toda su historia peleando sin fortuna Inglaterra: la Eurocopa.
Y eso que dispuso de una ocasión inmejorable en 1968 para adjudicarse el máximo campeonato de selecciones continentales, pero, al igual que les fue ocurriendo a sus sucesores con la camiseta de Los Tres Leones, fue inalcanzable conquistarlo.
Por aquel entonces, el nombre de Bobby Charlton ya imponía respeto en Europa. Tras haber sobrevivido milagrosamente diez años antes al trágico accidente aéreo del Manchester United en Múnich -fue rescatado por el portero Harry Gregg-, en el que perdieron la vida ocho jugadores de los que integraban en el aquel momento el equipo más potente de Inglaterra, este extremo izquierdo goleador, reconvertido a media punta, fue el elegido por el entrenador de aquel conjunto, el legendario Matt Busby, para liderar la reconstrucción del equipo.
Tras conquistar ante Alemania Occidental el Campeonato del Mundo de 1966, año en el que se alzó con el Balón de Oro, en 1968 parecía dispuesto a culminar su gran obra.
Primero, con la consecución de la Copa de Europa ante el Benfica, final en la que anotó dos goles, rematando la reconversión del United diez años después de la tragedia de Múnich.
Y segundo, con el único frente que le quedaba por superar en el fútbol. Aquel año, Italia acogía la fase final de una Eurocopa que aún se disputaba en formato final a cuatro.
Los ‘pross’, con figuras como Gordon Banks, Geoff Hurst, Ray Wilson, Roger Hunt o el capitán Bobby Moore, llegaban como favoritos para levantar la Copa Henri Delaunay.
Sin embargo, su rival en semifinales, la aparentemente inferior Yugoslavia, hizo saltar por los aires el último gran objetivo de Bobby Charlton.
Sin Geoff Hurst ni Nobby Stiles, ambos lesionados durante un amistoso en Hannover apenas cuatro días antes, el técnico Sir Alf Ramsey se vio obligado a recomponer la alineación.
En el partido disputado en Florencia, un choque bronco y estéril en cuanto a juego, Inglaterra dispuso de ocasiones para adelantarse en el marcador. Charlton incluso estampó un balón en el poste. Los británicos acabarían pagando el desperdicio de oportunidades de gol cuando en el tramo final del duelo, Dragan Džajić, estrella del combinado balcánico, controló un balón colgado al área y fusiló a Gordon Banks.
Solo un par de minutos después, Alan Mullery tendría el dudoso honor de convertirse en el primer jugador expulsado en la historia de la selección inglesa (96 años tenía de existencia en el aquel entonces el conjunto británico).
La victoria posterior en Roma frente a la Unión Soviética en el duelo por el bronce, con gol del jugador del United incluido, no sirvió de consuelo ni para Bobby Charlton, que dejaría la selección dos años después tras el Mundial de México como uno de los más grandes en vestir la elástica de Los Tres Leones, ni para Inglaterra, que vio como se iniciaba una maldición aún vigente que le ha impedido alzar el máximo título continental.
Juan Manuel Sánchez Tena