Van Basten y la despedida más triste
Leipzig (Alemania), 25 jun (EFE).- En las dos Eurocopas que disputó, Marco van Basten conoció el dulce sabor del éxito y el amargo de la derrota. Si en Alemania 1988 alzó el título y marcó el gol más bonito de toda la historia del torneo, en Suecia 1992 se despidió para siempre de una gran competición internacional de selecciones con un fallo que acabó con la participación de los Países Bajos.
Leipzig (Alemania), 25 jun (EFE).- En las dos Eurocopas que disputó, Marco van Basten conoció el dulce sabor del éxito y el amargo de la derrota. Si en Alemania 1988 alzó el título y marcó el gol más bonito de toda la historia del torneo, en Suecia 1992 se despidió para siempre de una gran competición internacional de selecciones con un fallo que acabó con la participación de los Países Bajos.
Nadie olvida su tremenda volea a la Unión Soviética, que contribuyó a que su país introdujera en sus vitrinas el único gran título que ha ganado en su historia. Pero muchos desconocen que Marco van Basten, tal vez el mejor delantero centro de finales de los años 80 y principios de los 90, dio su última patada a un balón en un gran torneo de selecciones para provocar la eliminación de los Países Bajos.
En Suecia 1992, su país defendía el título. Y además, era uno de los grandes favoritos con una selección en la que brillaban nombres como Ronald Koeman, Danny Blind, Dennis Bergkamp, Ruud Gullit, Frank Rijkaard o Frank de Boer. Pasaron la fase de grupos sin sobresaltos con victorias sobre Alemania (3-1) y Escocia (1-0), además de un empate ante la selección de fútbol de la Comunidad de Estados Independientes (0-0).
Van Basten no marcó ni un gol en los tres partidos. Bergkamp, con dos, Rijkaard y Witschge, se encargaron de rematar a sus rivales. Y en semifinales, ante la sorprendente Dinamarca, tampoco acertó. El partido terminó 2-2, prórroga incluida, y el pase a la final se decidió desde la tanda de penaltis. En total, Van Basten acumuló 390 minutos sin ver portería.
El delantero del Milan tuvo la oportunidad de resarcirse de su sequía desde la lotería de los once metros, pero tampoco lo consiguió. Koeman transformó el primer lanzamiento y a Van Basten le tocó el segundo. Lo lanzó a la izquierda de Peter Schmeichel, pegado al poste. No tuvo suerte. El portero de Dinamarca acertó su intención y detuvo su lanzamiento.
Después, Bergkamp, Rijkaard y Witschge, marcaron. Sin embargo, Dinamarca no falló ni uno. Larsen, Povlsen, Elstrup, Vilfort y Christofte dieron en la diana y el combinado escandinavo alcanzó la final que después ganaría a Alemania. Van Basten, cabizbajo, se marchó de la Eurocopa sin marcar en cuatro partidos y con el sentimiento de culpabilidad de haber provocado a eliminación de los Países Bajos.
Y tal vez no sabía que aquella iba a ser su última participación en un gran torneo internacional. Con problemas en sus tobillos desde 1986, acabó resintiéndose de un total de cuatro operaciones quirúrgicas. Con los Países Bajos sólo disputó otros tres partidos más: un amistoso contra Italia en septiembre de 1992 y dos de clasificación para el Mundial de Estados Unidos contra Noruega y Polonia también ese mismo año.
Pasó por quirófano otra vez en enero de 1993 y reapareció justo para disputar la final de la Copa de Europa de 1993 que el Milan perdió con el Olympique Marsella. Van Basten jugó infiltrado, fue sustituido en el minuto 86 y nunca más volvería a pisar el césped de un campo de fútbol.
En 1995, con 31 años, anunció su retirada tras intentar recuperarse sin éxito. Para el recuerdo dejó instantes imborrables. Marcó 311 goles en 446 partidos, pero de la Eurocopa de 1992, el último gran torneo que disputó con los Países Bajos, se fue de vacío por culpa de un golpeo errático desde el punto de penalti con el que uno de los delanteros más grandes de la historia del fútbol se despidió de las grandes competiciones de selecciones.
Juan José Lahuerta