Los gestos del capitán Morata
Donaueschingen (Alemania), 6 jul (EFE).- Antes de celebrar con locura el pase a semifinales de la Eurocopa de Alemania, tras tumbar al campeón, después de romper a llorar sin controlar la emoción, Álvaro Morata protagonizó dos gestos de capitán de los que han sembrado su buena fama en el vestuario y el mundo del fútbol.
Donaueschingen (Alemania), 6 jul (EFE).- Antes de celebrar con locura el pase a semifinales de la Eurocopa de Alemania, tras tumbar al campeón, después de romper a llorar sin controlar la emoción, Álvaro Morata protagonizó dos gestos de capitán de los que han sembrado su buena fama en el vestuario y el mundo del fútbol.
Buscó a una leyenda que se despedía del fútbol ante el país al que tanto quiere y en el que instalará su residencia, Toni Kroos. Excompañero en el Real Madrid, cuando llegó a su altura, Morata le miró a los ojos y se puso a aplaudir en su cara. En varias ocasiones antes de darle un abrazo, entre el consuelo y la admiración a un futbolista ejemplar.
Se lo dijo al oído Morata a Kroos, antes de aplaudir por segunda vez a milímetros de su cara en señal de respeto y admiración por su manera de despedirse del fútbol cuando ha querido y como ha deseado. Antes de un segundo abrazo efusivo.
En ese momento Morata ya se había preocupado de localizar el balón con el que Mikel Merino había marcado un tanto para la historia del fútbol español. En el minuto 1119. El gol que por primera vez tumbó al anfitrión de un gran torneo en un estadio repleto de su afición.
Lo puso a buen recaudo pidiendo a una persona de la Federación que se lo guardará unos minutos, y al acabar la fiesta sobre el césped. Tras quitarse la chaqueta y la camiseta y gritar al fondo en la grada del Stuttgart Arena donde estaban los españoles en inferioridad, recuperó su balón y pidió a sus compañeros que lo firmaran. Era el detalle del capitán con Merino. El regalo de un momento inolvidable.
"Estaba muy feliz recibiendo besos y abrazos de mis compañeros y Álvaro tuvo un gesto muy bonito conmigo", desveló Mikel Merino el día después, aún con la resaca emocional por todo lo vivido.
"Consiguió hacerse con el balón del gol, que fue el mismo con el que se acabó el partido. Sabe que esos momentos son únicos y que no sabes cuando se pueden volver a vivir, que con el paso del tiempo los valoras mucho y tengo el balón en la habitación como un recuerdo muy especial. Es un recuerdo único que tendré en mi mente siempre y lo pondré donde se pueda ver", añadió en una charla con la Federación.
La noche más especial para Merino no acabó en Stuttgart. La selección española regresó tras el partido por carretera para cenar a última hora de la noche en su hotel de concentración en Donaueschingen, con el partido puesto en la gran pantalla del comedor. Todos volvieron a vibrar con el gol de Merino, que con timidez escuchó como le bromeaban y cantaban su nombre.
"Estoy contento, con recuerdos muy frescos, con mucha alegría, la adrenalina todavía en el cuerpo y con ganas de seguir trabajando tras hacer algo histórico. He visto el gol tres o cuatro veces porque no soy de meter muchos goles y si tengo la suerte de meter uno así encima con un salto, un escorzo llamativo, siempre da gusto recrearse en ese tipo de acciones", reconoció.