Mainoo, el brote verde de Inglaterra
Leipzig (Alemania), 26 jun (EFE).- En medio de la irrelevancia de Inglaterra, sin identidad y gris ante Eslovenia en el cierre de la fase de grupos, apareció un chaval de apenas 19 años llamado Kobbie Mainoo que consiguió reactivar a un equipo deprimido cuyo paso por la Eurocopa de Alemania está marcado por la intrascendencia y por las críticas que torea casi cada día su entrenador Gareth Southgate.
Leipzig (Alemania), 26 jun (EFE).- En medio de la irrelevancia de Inglaterra, sin identidad y gris ante Eslovenia en el cierre de la fase de grupos, apareció un chaval de apenas 19 años llamado Kobbie Mainoo que consiguió reactivar a un equipo deprimido cuyo paso por la Eurocopa de Alemania está marcado por la intrascendencia y por las críticas que torea casi cada día su entrenador Gareth Southgate.
De repente, el centrocampista del Manchester United puede convertirse en la solución inesperada para paliar todos los problemas del combinado británico. Precisamente, su demarcación -mediocentro-, es la que más dolores de cabeza causa a Southgate, que desde que aterrizó en Alemania no deja de experimentar soluciones para encontrar un acompañante competente para Declan Rice en la sala de máquinas. Al final, posiblemente, tenía la solución muy cerca, sentado en el banquillo.
Mainoo demostró de todo lo que es capaz en 45 minutos. Southgate, cansado del desempeño de Conor Gallagher, apostó por fin por el joven pero atrevido centrocampista del United, que esta temporada ha despuntado con Erik ten Hag en el banquillo. El técnico neerlandés le ha dado la alternativa y este curso ha disputado 35 partidos oficiales en los que ha marcado cinco goles. Southgate, hasta ahora sólo se había atrevido a darle unos minutos residuales en la Eurocopa durante el estreno ante Serbia. Hasta el enfrentamiento con Eslovenia, eso era todo lo que sumaba Mainoo.
Pero los problemas que Inglaterra tiene en el centro del campo obligaron a Southgate a buscar soluciones después de varios experimentos. El primero resulto fallido: apostar por un lateral derecho como Tren Alexander-Arnold para llevar la manija del juego junto a Declan Rice. Insistió con esa idea en los dos primeros duelos de Inglaterra y en ambos acabó sustituido por Gallagher, que tampoco dio la talla para suplir al añorado Kalvin Phillips, a quien Southgate reconoció echar de menos.
Mainoo, la solución al atasco de Inglaterra
Y, precisamente, fue Gallagher el elegido para entrar en el once frente a Eslovenia en el lugar del errático Alexander-Arnold. Tampoco funcionó. Inglaterra, en la primera parte, fue un equipo simplón, previsible, sin ideas y con una alarmante falta de identidad con la que no engancha a casi nadie. Por eso, Southgate no tuvo más remedio que dar otra vuelta a su problema y Mainoo apareció en la ecuación. Era la opción más natural junto a la de otro joven chaval llamado Adam Wharton (20 años) que tiene también buenos mimbres para ser un buen jugador.
Pero el elegido fue Mainoo e Inglaterra se reactivó con su desempeño sobre el terreno de juego. También Cole Palmer, que apareció poco después y que estaba inédito en la Eurocopa. Ambos reactivaron a un equipo depresivo, que por lo menos terminó el partido con algo de dignidad pese al empate (0-0) que fue suficiente para alcanzar los octavos de final de la Eurocopa como líderes de grupo.
Southgate, después en rueda de prensa, elogió a los jugadores que entraron en el terreno de juego: "Los suplentes tuvieron una muy buena repercusión sobre el juego. Realmente me gusto Cole Palmer cuando tuvo una oportunidad al final. Son jugadores muy jóvenes, pero les estamos dando sangre en un entorno muy difícil", afirmó.
Mientras, Mainoo, un admirador de Ronaldinho Gaúcho desde que era un crío, terminó el choque muy tranquilo. Se marchó hacia los vestuarios con un halago para Palmer: "Es eléctrico", aseguró. Su juventud no choca con una aparente calma y seguridad en sí mismo sorprendente.
En el campo, es enérgico, presiona sin descanso, hace unas coberturas espectaculares, combina bien con sus compañeros y siempre está bien situado; fuera de él, es un remanso de paz, no alza la voz y parece un buen chaval. Para su otro ídolo, Jude Bellingham, ahora en la diana por su mala actuación ante Eslovenia, pidió el Balón de Oro antes del inicio del torneo.
Ahora, espera tranquilo una oportunidad para participar desde el principio en los octavos de final. A priori, parece la solución para el desnortado centro del campo inglés. Puede serlo, es una opción atrevida, pero de momento sólo es un brote verde. Será Southgate quien tenga la palabra: debe decidir si convierte a Mainoo en una realidad o si le deja solo como una esperanza.
Juan José Lahuerta